
Ruta pedagógica de las habilidades cognitivas
¿A qué nos referimos cuando hablamos de ‘desarrollo de habilidades’?
Los expertos las clasifican como habilidades cognitivas y disposiciones. De las habilidades cognitivas, esto es lo que consideran como lo esencial del pensamiento crítico: interpretación, análisis, evaluación, inferencia y autorregulación. Luego llegaremos a las disposiciones.
Parece ser que el desarrollo del pensamiento se puede encadenar en un símil con una ruta o trayectoria, para que las operaciones que se implementan en el aula a través de actividades tengan sentido y no pierdan su potencial. Mirado desde una taxonomía, cualquiera de las existentes y más populares (Bloom, Marzano, Barret u otros(as)), queda la impresión de que hay un sentido lógico en el abordaje de estas operaciones del pensamiento. Casi de sentido común. y si así es.
¿por qué la diferencia entre uno y otro estudiante?
Surge un componente esencial para implementar esta ruta: el rol de las disposiciones en el aprendizaje. Considerado como una forma de juicio serio o de toma de decisión reflexiva, en sentido muy real el pensamiento crítico impregna todo. Difícilmente habría un tiempo o lugar donde pareciera no tener valor potencial. Mientras las personas tengan propósitos en mente y deseen pensar cómo lograrlos, mientras la gente se pregunte qué es verdadero y qué no lo es, qué creer y qué rechazar, el buen pensamiento crítico será necesario. Y, aun así, suceden cosas extrañas; probablemente es cierto que algunas personas dejen debilitar sus habilidades de pensamiento. Resulta más fácil imaginar que ese debilitamiento se pueda producir en situaciones en las que las personas están demasiado cansadas, relajadas, o atemorizadas. En el pensamiento crítico, debe haber, entonces, algo más que un listado de habilidades cognitivas. Los seres humanos son mucho más que máquinas pensantes. Y esto nos lleva nuevamente a considerar todas esas importantes actitudes que los expertos llamaron “disposiciones”.
¿Cómo sería alguien que careciera de esas disposiciones?
Podría no preocuparse seriamente por nada, no interesarse en los hechos, preferir no pensar, desconfiar del razonamiento como forma de averiguar cosas o solucionar problemas, subestimar sus propias habilidades de razonamiento, de mente cerrada, inflexible, insensible, con dificultad de entender lo que otros piensan, injusto a la hora de juzgar la calidad de los argumentos de otros, podría negar sus propias predisposiciones, apresurarse a sacar conclusiones o tardar mucho tiempo en hacer juicios y no estar nunca dispuesto a reconsiderar una opinión. Sus disposiciones son débiles.
¿Cuáles serían las disposiciones en un contexto de aula?
Peter Facione las describió como ‘débiles’ y ‘fuertes’. Las débiles detienen o son barrera previa ante el futuro aprendizaje; las fuertes potencian la experiencia. Ambas tienen presencia en el acceso a cualquier situación de aprendizaje y guardan relación con la manera en que se van a enfrentar nuestros/as estudiantes a la operacionalización cognitiva que implica cada clase. En otras palabras, se relacionan con los componentes actitudinales que están a la base y, dentro de la ruta de aprendizaje, son la estación inicial.
¿Cómo abordarlas en el aula?
Dentro de esta ruta de aprendizaje, implica el trabajo con actividades que tiendan a activar los siguientes mecanismos individuales y grupales:
- Claridad en el acceso y entrega de informaciones.
- Orden y planificación para trabajar tareas desafiantes o complejas.
- Preocupación por las últimas razones, que lleven a la indagación.
- Orientación a considerar distintas miradas de un fenómeno, antes de tomar una decisión.
- Persistencia dentro del desarrollo de distintas acciones.
- Apertura para tomar en cuenta opiniones divergentes.
Al considerar el rol previo que juegan las disposiciones débiles y fuertes en torno al acceso frente a cualquier experiencia de aprendizaje, es probable que obtengamos avance en la capacidad de ir sosteniendo las operaciones cognitivas más duras que se ejecutan en cada acción de aula virtual y presencial. Durante la pandemia es altamente probable que tengamos como complejidad adicional el contexto de enseñanza, que dificulta la interacción y disminuye la motivación intrínseca. Considerar las disposiciones hacia el aprendizaje ayudará a pensar en estudiantes como personas, no solo como aprendices.